Ya es Navidad. La Navidad ha llegado a Navalcarnero, una Navidad propia, que no comienza al dictado, sino que Navalcarnero la dicta. La Navidad ha empezado con su aldea, «La aldea de Navidad». Se narra, entre sus estrechas calles, entre sus luces, entre sus juegos y encantos, a Hoffman, a Gógol y a Dickens. Se interpreta a Strauss y a Tchaikovsky entre las ilusiones que escriben las emociones, y se cantan canciones de Navidad con panderetas y zambombas entre las risas y el asombro de los más pequeños. La Navidad está en Navalcarnero y huele a chocolate y a nubes de algodón azucarado y todo en un sueño encantador que se vive en un tiempo presente.

La Plaza del Teatro, durante estos días de Navidad, se convierte en un escenario de fantasía, coqueto, mimado y mimoso, en el que los más pequeños podrán hablar con el mismísimo Santa Claus o con los Reyes Magos; en un principio de cuento escrito en las cartas de los más menudos con cientos de corazones moldeados en sus páginas y páginas de fantasía, de deseos, abiertas y transparentes, íntimas y secretas que quedarán grabadas en su memoria para hacer de su vida un cuento mejor, y con un poco de imaginación, en una fantasía de cuento.